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El mandato del pueblo

Menos es más


dijo alguien una vez. Podríamos afirmarlo con mayor énfasis, en lo que al Teatro respecta. Trashumante es fiel expresión de ello: en un pequeño espacio con escasos objetos, pocos cuerpos, la sencillez se apodera de la escena y capta por completo la atención del espectador.


Algunos destellos de luz en un espacio acotado y la música experimental que nos atrapa, genera expectativa, tensión. Desde una esquina, una muñeca (de esas que dan miedo) nos observa quedamente. Muchas veces la simpleza nos conmueve de manera indescriptible.


En la obra de Martha Billorou, Nancy Corrado, Ivana Carafa y Natalia Pascale no hay grandes sucesos, sólo enredos de una relación entre dos mujeres (entre ellas y con su pasado) que vuelven a encontrarse después de mucho tiempo. ¿Quiénes son? ¿Qué quieren? ¿Qué terribles recuerdos acuden a sus mentes cuando se vuelven a ver? Semejantes circunstancias son suficientes para que transcurra la acción. En Trashumante nada está dicho explícitamente y eso hace a la puesta tan interesante: el espectador completa con lo que ve y con lo que oye.


En los cuerpos de Nancy Corrado e Ivana Carafa se ve un trabajo de precisión y densidad en la actuación que mantienen alerta al público y sostienen la tensión: es un hilo que está todo el tiempo a punto de “romperse” pero no lo hace jamás. Un hilo que las ata a ellas y a la historia que tienen juntas. Con una atinada perspectiva de la estética, el vestuario diseñado por Ana Julia Figueroa llena de contenido, peso y solidez a lo que las actrices ponen en juego en escena.


La iluminación, a cargo de fierofuego nos sumerge en un espacio o en otro dependiendo del sector iluminado: divide espacios y genera transiciones; la luz, en muchos casos enfoca nuestra atención, la dirige.

La música, a cargo de Fernando Tieghi, suma coherencia a la escena y agrega tensión, expectativa, prepara al público para lo que va a mirar. Otro clave ejemplo de cuánto se puede hacer con tan poco.

La escenografía, por Daniel y Ayelén Betti cobra belleza por estar vinculada al accionar de las actrices y se vuelve imponente en tanto los cuerpos intervienen en ella. Un claro ejemplo es el de la máquina de coser, que se vuelve “violenta” a la mirada del espectador, cuando los personajes hacen uso de ella.


Trashumante pone de manifiesto

la expresión femenina

en un espacio atemporal

la aceptación de mandatos

la capacidad de adaptación.



En un pueblo donde el tiempo parece detenido, donde su gente se vuelve presa de las costumbres, donde lo pequeño emana aire de encierro, Ana y Julia se encuentran. Otra vez. La historia es, al fin, una “historia de los hombres”, en la que ambas juegan “un mismo rol”.


¿Nadie preguntó a Perséfone qué quería?


Las ropas pesan como sus vidas, el cuerpo se espesa como su andar, las voces suaves aunque filosas llegan al espectador para quitarle un suspiro, un respirar.


Gran desafío el de llevar a cabo una puesta de estética realista, donde el tiempo puede ser el mejor amigo o el peor enemigo. Los créditos para Natalia Pascale que, desde la dirección, ha sabido combinar los tiempos de manera favorable a Trashumante.










Ficha técnica:

Dramaturgia: Martha Billorou – Ivana Carafa- Nancy Corrado – Natalia Pascale

Actrices: Ivana Carafa- Nancy Corrado.

Diseño escenográfico: Ayelén Betti.

Realización escenográfica: Daniel Betti – Ayelén Betti

Diseño y realización de vestuario: Ana Julia Figueroa.

Música original: Fernando Tieghi

Diseño de iluminación: Ig: es.fierofuego

Diseño gráfico: Jorge Tieghi

Fotografía: Jorge Tieghi

Asistencia de dirección: Martha Billorou

Dirección: Natalia Pascale





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