El Teatro es Escuela

Juremos con gloria no huir

de nuestras realidades y responsabilidades.

Juremos con gloria no huir

del compromiso docente

de nuestra misión para-con la patria.

Juremos no huir,

de lo glorioso de nuestros sueños,

de nuestra vocación.

En El Estepario sucede la obra: Juremos con gloria no huir dirigida por Milagros Mateos. Una suerte de enjambre de disciplinas artísticas que se despliegan para narrar la historia de una maestra. Es que muchas veces nos definimos por nuestra profesión: maestra. Allegra Adelfang interpreta a esta mujer que se deja llevar por sus propias aspiraciones, desde chica, de por vida. La actriz/bailarina nos hace transitar cada etapa, poniendo mayor énfasis en lo que finalmente le haría ganar la vida: la docencia.

La puesta ideada por Milagros Mateos consta de una serie de fragmentos desconectados que se suceden sin embargo con cierta progresión: la obra se caracteriza por el crescendo de las emociones y cansancio de esta maestra que finaliza con una reflexión lo suficientemente contundente para movilizar al espectador.

La música en vivo, a cargo de Brian Lois crea climas y atmósferas propicios para que la actriz nos deleite con su danza, con su expresión, con sus textos. Lois también interviene de cierta forma en escena y esto aporta al tono cómico que por momentos tiene la obra.

La inclusión de objetos en la danza genera también cierta referencia simbólica en escena y la facilidad de la actriz para incluirlos habla del cuerpo y su poder para comunicar.

Dentro del equipo audiovisual, Julia López Cepero, Carolina Iglesias y Jazmín Noguera ponen a disposición de la escena hermosas imágenes que, proyectadas en una pantalla atraen fuertemente al espectador, por su vínculo con la temática, por su estética definida.

Un aspecto interesante del espectáculo reside en la decisión de la directora de romper con la cuarta pared (lo cual sabemos, implica un riesgo), al punto de incluir al espectador, al punto de movilizarlo e interpelarlo.

Si pudiera volver el tiempo atrás, sería maestra.

Juremos con gloria no huir propone cuestionar aquello que soñamos y suponemos pasión, vocación. Cuestionarlo desde la contradicción que implica, en este caso, ser docentes en una institución pública, donde la infraestructura es deplorable, donde muchos chicos no tienen satisfechas las necesidades básicas, donde la estigmatización del estudiantado sigue siendo un pilar fuerte y constante dentro de la sala de maestros.

Ser-docente se elige, se vuelve a elegir, y Adelfang nos lo deja en claro, nos interpela: dotada de una ductilidad y permeabilidad notorias para transitar las escenas, hace que sintamos con ella. La entendemos, pero no la entendemos y es ahí donde, incluso en el público, surge la contradicción.

Que el Teatro nos siga interpelando, como en este espectáculo, porque en el Teatro está la lucha; en el Teatro como en la escuela: el Teatro es Escuela. Que a través de su simpleza nos haga reflexionar, que nos haga emocionar, en esa constante lucha llamada educación.