De las enseñanzas del Cuerpo

Actores, acróbatas, bailarines. Profesionales de las disciplinas que trabajan con el cuerpo pero que, fundamentalmente, dejan en él la difícil misión de convocar al público, de cautivarlo y de enseñarle.

Confiábamos en la maravilla del arte escénico, en el poder del Teatro y en la atmósfera que genera (desde la caja negra, hasta el vestuario de colores); y volvemos a confiar, volvemos a emocionarnos cuando un niño o una niña se sorprende; cuando un niño o una niña pregunta y re-pregunta pero principalmente cuando aprende observando, recreando.

En una hermosa mezcla e interrelación del teatro, la danza y la acrobacia, cuatro actores nos llevan por los caminos sinuosos del conflicto escénico: había que contar un cuento, pero el libro no abre. Había que leerlo, pero ese no es el cuento. El teatro para niños se vuelve enriquecedor en tanto las acciones son sencillas (y de tan sencillas, graciosas) en tanto cuente los conflictos más pequeños agrandados, tal como lo agrandan l@s niñ@s.

La permeabilidad dentro del teatro, el clown y, fundamentalmente, dentro de un espectáculo para niñ@s es esencial. Los cuatro actores de la compañía "Andares", han sabido sostener esta permeabilidad y espontaneidad para-con la acción, a fin de incorporar cualquier aporte por parte del público, siempre perspicaz y ocurrente. Catalina Ducos, Natalia Manrique, Rodrigo Garro Velazquez y Valeria Prego hacen transitar al público situaciones muy divertidas y momentos que sostienen la atención: la llegada del paquete, el conflicto con el abrazo, el “sueño acrobático” para llevarnos de nuevo al conflicto central. ¿Qué historia vamos a escuchar?

Desde la dirección, Cecilia Zenobi y Susana Vaccarini han ideado una sucesión de escenas con sus respectivos cambios de luces, hasta incorporar incluso una de tinte surrealista. Aquí, Rodrigo nos sorprende con su despliegue acrobático sin perder esa característica cadencia del sueño y el dormir. Por otro lado, con una escenografía sencilla pero efectiva, Marcelo Varela también conoce el valor del trabajo con el cuerpo: donde sólo el cuerpo puede/debe contar, la escenografía completa el proceso de trabajo actoral.

Cuentos que cuenta el cuerpo es una bella oportunidad para volver a preguntarse acerca de los distintos modos de aprendizaje: ¿cuánto aprendemos en la escuela? ¿Qué otros aprendizajes obtenemos fuera del aula? ¿Cuántos de esos podríamos adquirir si, dentro del contexto-escuela, se diera otro valor al cuerpo y las distintas disciplinas que lo habitan?

De las enseñanzas que deja el cuerpo, porque es en quien más debemos confiar.

Micky Gaudino.