El poder de la gotera
Bajamos por las escaleras del Teatro “El Damero”, para sentarnos en las butacas y disfrutar de la función. Las luces encienden para descubrir el espacio. Algunos sectores están delimitados por marcas de tiza en el piso. Un hombre vestido con un mameluco ingresa y frena detrás de la alfombra: la puerta de entrada. Suena el timbre y una mujer aparece en escena. La gotera es el encuentro “casual” de dos personajes en un espacio “íntimo” como lo es una casa; o, más específicamente: la llegada de un hombre a la casa de una mujer. “Cuénteme algo de usted”, dice ella: ¿cuál es el límite a la paranoia? ¿De qué hablamos cuando hablamos de “violencia de género”?
Mauro Altschuler y Betty Badal encarnan dos personajes que, aparentemente, tienen poco en común: el estereotipo del plomero se enfrenta al de la mujer obsesiva, responsable, en un vínculo que irá más allá de lo real/cotidiano, más allá de lo que pudiéramos creer. “Ustedes no son de fiar” dice Betty y anticipa, sin que nos demos cuenta, las calumnias que vivirá a causa del histrionismo de este plomero que llega a su casa para arreglar una gotera y termina destruyendo el espacio físico y hasta su salud mental.
Gina Piccirilli, desde la dirección, supo hilar una serie de escenas que progresan en un crescendo de la tensión: allí donde el espacio físico se altera, lo hace también la corporalidad y sonoridad de los actores. Con la iluminación, Matías Burgueño pensó la puesta en escena desde la confección de diagonales en el espacio, espacio que se altera con el correr de las escenas; las luces descubren distintos lugares de esta casa y en cada uno de ellos ocurre la situación.
En lo que refiere a la “violencia de género”, hemos rescatado algunos textos que la reivindica como una de las temáticas esbozadas en la obra:
-“eso no se le dice a una dama”
- “usté’ no necesita favores de ‘nadies”
- “¡Ay, qué fuerza!”
- “Usté’ es una fiera”
Aquello que comienza como un acoso, termina siendo un abuso (por parte del plomero) del espacio íntimo de la mujer, que vive en esa casa y no logra imponer límites. La maravilla de La gotera radica en abordar una temática tan pesada como lo es la violencia de género, desde la comedia. La ambigüedad de las sensaciones en el espectador es la prueba: el plomero hace reír, pero también causa rechazo, hasta temor, lo cual impide que efectivamente nos identifiquemos con él. Mauro Altschuler cautiva a quienes lo observamos con la actuación: los cambios de ritmo tanto en las acciones, los desplazamientos como en la voz, la disociación en su trabajo corporal son unas de las cosas que corren al personaje (y, por consecuencia, a la historia) de la lógica realista y lo ubican en el lugar del ridículo.
La gotera aborda también, la temática de la manipulación y el poder que tiene el aquél (el plomero) para “solucionarnos la vida”. Con él debemos negociar hasta el cansancio o, quién dice, hasta la muerte.
Micaela Gaudino
Ficha Técnica // Autor: Franklin Rodriguez
Intérpretes: Betty Badal (La Señora) y Mauro Altschuler (Sergio)
Diseño de Iluminación: Matías Burgueño
Diseño de Sonido: Darío Herrera
Diseño Gráfico: Sebastián Rodriguez
Fotografía: Araceli Bertone Gaglio
Asistente Técnico: Julián Peluffo
Asistente de Dirección: Antonella D’Indio
Puesta en Escena y Dirección: Gina Piccirilli