El grotesco es evidencia
En medio de los tiempos de cambio que vivimos y la difícil situación que están atravesando los teatros independientes, llegamos a “La Sede Teatro”, ubicada frente al Centro Cultural San Martín, en Sarmiento 1495. Una sala pequeña, llena de color y adaptada para el espectáculo. Disfrutamos entonces de Secreto de sumario, de Julio Chávez.
El teatro en sí contiene el drama, contiene la crisis; las obras actuales están empezando a reflejar problemáticas que actualmente atraviesa la sociedad (el arte). Los conflictos de la existencia humana fueron siempre materia prima de parodia: Secreto de Sumario no es la excepción. Ante nuestros ojos, dos pintorescos personajes de la sociedad actual se encuentran en un dramático acontecimiento: la muerte de un hombre en un departamento, víctima de un aparente abuso sexual. El llanto exagerado de una bella mujer da comienzo a la obra y el tono evidentemente grotesco de la situación provoca risas un tanto contenidas; es el humor negro que tiñe la noche de color: vemos trasladadas a la escena, aquellas situaciones que caracterizan a nuestra ridícula sociedad.
Ana María Milagros Costa, desde la dirección, supo traspolar en el espacio las principales cualidades del grotesco, encarnadas en los cuerpos de las actrices: Camila Belén Certoma y Milagros Montoto. En un constante juego de parodia y humor, allí donde el vínculo se vuelve absurdo, donde cabe un abrazo tanto como un reproche o una amenaza, las actrices de Secreto de Sumario construyen el clima de tensión existente entre ambos personajes, pero se alejan del melodrama que vendría a romper la dinámica del grotesco, muy bien plasmada desde la dirección.
La relación entre estas mujeres, caracterizada por la competencia pero condicionada por lo acontecido en el pasado, expone aquello que percibimos complejo, pero a la vez cómico: una serie de situaciones que se suceden entre ambos personajes con la presencia austera de un cadáver. La escena retrotrae a la situación del velorio, otro de los sucesos contradictorios que atraviesa el ser humano y que, esta vez, se muestra condicionado por un asesinato. En medio del conflicto entra, como no podría ser de otro modo, la comida (paradójico fetiche), que funciona como centro de atención para la mujer policía, y que suspende un momento de tensión entre ambos personajes.
En Secreto de sumario el teatro cuestiona (nuevamente) la realidad de nuestra sociedad occidental, pero por sobre todo pone en evidencia el tono ridículo que la caracteriza: advertimos el grotesco al servicio de los interrogantes, ponemos en tela de juicio aquello que define naturalmente nuestras relaciones, nuestras angustias, nuestros miedos y mayores ridículos. Es un espectáculo que brinda estas posibilidades entre las que está, principalmente, la de reírnos de nosotros mismos.
Micaela Gaudino
Secreto de sumario, de Julio Chávez.
Teatro La Sede, Sarmiento 1495, CABA. Sábados, 23 hs.
Ficha técnico artística:
Autoría: Julio Chávez.
Actúan: Camila Belén Certoma, Milagros Montoto.
Fotografía y Diseño Gráfico: Ana Mateu, Camila Sibio.
Dirección y Producción: Ana María Milagros Costa.